domingo, abril 11, 2010

ILUSOS


Un grupo numeroso de ilusos llegó a la casa de Ilusión y
tocó a su puerta.

-¿Qué queréis de mí? Preguntó Ilusión.
- Un iluso se adelantó y dijo: -Ábrenos. Queremos hablar
contigo. Eres la causa de nuestros males.
La puerta se abrió y todos fueron entrando, con gesto
agresivo unos, con fingido aplomo o despreocupación otros,
pero todos llenos de miedo.

Allí estaba Ilusión, finalmente atrapada, que se hallaba
recostada provocadoramente en un bello y mullido sofá. Vestía
una larga bata hecha de velos tenues y superpuestos que sugería
sin dejar ver las hermosas formas de su cuerpo.

- Sentaos- dijo Ilusión. Estáis en vuestra casa.
Los ilusos se mantuvieron de pie, sin atreverse a nada. El que
había hablado primero tomó nuevamente la palabra y dijo:

- Hemos venido a desenmascararte. Revélanos quién eres en
verdad y por qué nos torturas con tus engaños.
Ilusión soltó una carcajada que retumbó en el espacio de
techos altos y paredes ricamente adornadas con pinturas de
todas las épocas.

- Veamos- dijo la aludida llevándose a los labios un cigarrillo
que extrajo de una pitillera de oro y piedras preciosas que un
gentil sirviente encendió:
- Sois unos ilusos muy sagaces. Habéis llegado a la conclusión
¡Cómo aborrezco esa palabra! de que si sois ilusos yo soy la
responsable ¿Es eso?
- ¡Sí! Gritaron a coro todos.
- Bien. Ahora anotad esto –dijo haciendo con la mano un
gesto imperativo. Uno de los ilusos, provisto de papel y lápiz
se preparó enseguida a tomar nota de lo que Ilusión diría. Era
profesor de filosofía en la Universidad de Ilusión. No lo habíamos
dicho, pero aquella comarca llevaba el nombre de Ilusión porque
Ilusión ejercía en ella un poder hegemónico.
- Los que combaten la ilusión- dijo Ilusión- son ilusos
porque su combate es ilusorio: pelean contra algo que no existe:
se parecen a Quijotes desafiando en duelo a los molinos de
viento.
Lo mismo puede decirse de todos los demás. Unos intentan
explicarme, otros hacer conmigo tratos y acuerdos, hay quienes
pretenden desnudarme...no sé realmente con qué propósitos –La
ilusión cruzó las piernas con un gesto seductor.
- Tú ¿Qué me miras? – preguntó clavando la mirada en uno
que estaba en segunda fila mirándola embobado, como todos los
demás.
- ¿Yo?...Yo soy científico.
- ¡Ah! –Dijo Ilusión poniendo de pronto una expresión
fingidamente seria. Tú buscas deshacer a los ilusos de sus
ilusiones para que vean la realidad ¿No?
- Algo así...
- Por eso estás aquí, rodeado de ilusos y viviendo en la tierra
de Ilusión; eres un iluso más. ¿Quieres ver la realidad tal como
es?
- Es mi más profundo anhelo –respondió el científico
bajando la vista.
- ¿Alguien me llamó?
Una hermosa joven idéntica en todo a Ilusión había hecho
su entrada en la sala.
- Os presento a mi hermana gemela Realidad – dijo Ilusión.-
Ven a sentarte conmigo, hermanita, estos caballeros y estas
damas han venido a hacernos una entrevista. Puede que salgamos
en televisión.
- Que sea en el noticiero – dijo Realidad. Detesto las
películas de Hollywood.
- Esas son mis favoritas – rió Ilusión- pero no os preocupéis,
nuestra casa tiene televisores en todas partes.
- ¿Quiere decir...? –comenzó a formular el científico.
- Quiere decir –respondió Realidad- que no me encontrarás
jamás hasta que no descifres nuestro parentesco.- Al decir
esto Realidad dirigió una mirada amorosa a su hermana; está
agregó:
- Pero descifrar una ilusión es tarea de ilusos, porque la
Ilusión es algo carente de Realidad y por tanto todo intento de
descifrarla es un intento ilusorio.
- ¡Basta! - dijo alguien adelantándose desde el fondo de la
multitud. – La realidad es una cosa y la ilusión otra. Tú intentas
seguir engañándonos eternamente, pero no lo lograrás.
- ¡Eso! ¡Bravo! gritaron todos.
- ¿Y tú quién eres, que estás tan convencido de lo que dices?-
preguntaron las gemelas a coro.
- Soy un Hombre Práctico.
- ¿¡En serio!? ¿Y qué practicas, si puede saberse?
- Practico...hago...lo que todo el mundo. Tengo una familia,
trabajo, hago deporte...
-¿Para qué o para quién trabajas?- preguntó Realidad.
- Soy banquero- respondió el Hombre Práctico.
Las dos hermanas sufrieron un ataque de risa tan intenso
que la mayor parte de los ilusos se puso también a reír, sin saber
por qué.
Cuando se hubieron calmado, el Hombre Práctico, con gesto
enfadado preguntó:
- ¿Que es lo que les parece tan gracioso? Me gustaría
entender la broma para reír también yo...
- Discúlpanos – dijo Realidad- es un chiste de familia.
Resulta que Dinero y Riqueza son parientes nuestros y cuando
vienen a visitarnos...
No pudo concluir, porque Ilusión había empezado a reír de
nuevo y pronto Realidad se contagió y todos sufrieron un nuevo
ataque de hilaridad.
Dos sirvientes entraron y esperaron a que las risas cesaran.
Uno de ellos dijo:
- La merienda está servida, Señoría.
- Gracias – replicó Ilusión.
- Pasad por aquí – agregó Realidad señalando a todos las
puertas vidrieras que conducían al jardín.

Una gran mesa vestida elegantemente sobre el césped recién
cortado que cubría la leve colina que llegaba hasta un lago
plácido y azul los esperaba. Se sentaron, con Realidad e Ilusión
en cada uno de los extremos de la mesa. Dos puestos quedaron
vacíos, al lado de cada una de las anfitrionas.
Después de que hubieron comido y platicado
abundantemente, las hermanas tomaron la palabra y dijeron,
alternándose, como si se tratara de una actuación ensayada:
- Ilusión y realidad son dos nombres que ponéis a la misma
cosa.
- Por eso veis un puesto vacío en la mesa, para alguien que
no vendrá...
- Porque no lo hemos invitado.
Todos fijaron la mirada en el puesto vacío.
-Es el Miedo.
-Es él quien os ha impulsado a crear ilusiones de todo tipo:
seguridad, poder, riqueza...
- Y es él también quien os urge a encontrar realidades que os
pongan a resguardo de las ilusiones creadas por él mismo. Esas
realidades son ilusiones también.
- Sabiduría, santidad, perfección...
Entre los ilusos había un niño pequeño, que prestaba gran
atención a lo que las hermanas decían. Levantó la mano. Realidad
le cedió la palabra.
- Pero hay otro puesto vacío... ¿Para quién es?
Las gemelas se miraron sonriendo y aplaudieron al niño.
- Ese puesto está reservado a nuestro invitado de honor.
- ¿Y cómo se llama? Preguntó el niño
- En realidad...-comenzó una
- Casi todos piensan que es una ilusión – siguió la otra.
- Pero no es una cosa ni la otra – concluyeron a coro. El
nombre más común con el que se lo conoce – y recuerda que el
nombre y el ser son distintos- es Amor. Muchos lo representan
como un niño parecido a ti.
- También lo llaman deseo, y placer, y vida y naturaleza, y
de mil maneras más.
-¿Y por qué no ha venido? Preguntó el niño.
- Porque no acude a ninguna reunión donde el Miedo esté
presente.
-Pero el miedo no ha venido tampoco...replicó el niño
apuntando a la silla vacía.
-¿Estás seguro? Mira bien a los asistentes. Han venido aquí
por miedo. Miedo a la Ilusión o miedo a la Realidad, da lo
mismo: es el Miedo quien los envió.
Mientras haya miedo en sus corazones nuestro amigo Eros
no se presentará.
- ¡Yo no tengo miedo! Gritó el niño.

Una intensa ráfaga de viento acompañada por extrañas luces
de colores y sonidos melodiosos envolvió a todos los presentes.
Volaron por los aires el mantel, los platos y todo lo que había
sobre la mesa. La casa de Ilusión y realidad empezó a temblar
como un espejismo y finalmente se esfumó, como sus dueñas.
Se encontraron todos mirándose unos a otros e intentando
descubrir qué era lo que había pasado.

De manera mecánica fueron haciendo un círculo en torno al
niño, que reía sin parar, mirando hacia el lago.

-¿De qué ríes? Preguntó alguien.
- De vosotros – respondió el niño.
- ¿Y qué es lo que te da tanta risa de nosotros?
- Que sois unos niños como yo, a pesar de que pasáis el día
entero con el ceño fruncido ocupándoos de cosas que llamáis
importantes. Hoy me he dado cuenta de que hacéis lo mismo
que yo con mis amiguitos cuando jugamos a ser...tal o cuál héroe
de los libros o de las tiras cómicas. La única diferencia es que
vosotros no sabéis disfrutar del juego. Pero no os preocupeis,
os amo igual. Imagino que un día seré como vosotros y espero
que ese día, en que esto que ha ocurrido aquí se me antojará una
fantasía infantil, otro niño como el que soy ahora aparezca y me
lo recuerde.

Dicho esto el niño se desmaterializó ante la vista de todos.

Durante un rato se oyeron las risas inconfundibles de Ilusión
y Realidad que venían desde el lago...después se hizo silencio y
todo fue como antes.

Las 3 Caras de la Moneda