jueves, octubre 14, 2010

LATINOAMÉRICA ES UN CONTINENTE QUE TOMARON POR OTRO


Cuando alguien le dijo a García Márquez que el argumento de La Hojarasca no era otro que el de Antígona , el joven escritor creyó que el mundo se le venía abajo.

"Sentí el alma revuelta por la felicidad y la desilusión. Aquella noche volví a leer la obra, con una rara mezcla de orgullo por haber coincidido de buena fe con un escritor tan grande y de dolor por la vergüenza pública del plagio. Después de una semana de crisis turbia decidí hacer algunos cambios de fondo que dejaran a salvo mi buena fe, todavía sin darme cuenta de la vanidad sobrehumana de modificar un libro mío para que no pareciera de Sófocles."

Hace poco recibí una carta de un amigo teatrero en la que me hablaba de la necesidad de desarrollar una estética propia de Latinoamérica, tema sobre el que habíamos tenido muchos encuentros y desencuentros teóricos en nuestras efervescentes pláticas de Caracas.
Iluminado por la anécdota de Gabo, respondí al amigo diciéndole que la estética no es de nadie, de igual manera que no es de nadie la belleza, tema que toda estética posible trata , no siempre con fortuna, de definir.

Pero para aproximarse a ella, que es otra cosa, la historia del acercamiento de Europa y América es una metáfora fecunda que todavía no ha dado sus frutos definitivos.


Aunque los hayan llamado indios por siglos, los Caribes nunca usaron turbante. Toda semejanza era pura coincidencia y la coincidencia se convirtió de tal modo en semejanza que nadie advirtió del todo la suplantación hasta mucho más tarde, cuando ya era tarde para muchas cosas, entre ellas impedir que la palabra con que se designaba a los "salvajes" siguiera aplicándose a los miembros de una civilización que había producido, entre otras cosas, al Buda y al Bahavad Gita.

El "Extremo Occidente" , como lo llamaba Borges, es un continente extremo, nuestro idioma no es el de nuestros antepasados. Antes que decirse y saberse hija de un conquistador que violó a su madre y luego la abandonó, América prefiere no ser la hija de nadie. Y sus padres lo creen también, porque la locura hereditaria es el único nexo evidente entre el Nuevo Mundo y el de quienes lo soñaron.

Nos siguen y nos seguimos tomando por otros. Para los europeos que hablan lenguas de raíz latina ahora los latinos somos nosotros, los indios de ayer, que bailan salsa y comen bananas descomunales fritas en aceite de maíz.

García Márquez tiene razón, Edipo Rey es el cuento perfecto. La historia del hijo que busca al asesino de su padre hasta que se da cuenta de que se trata de él mismo.
Y nuestra estética, si alguna estética es nuestra, es la de lo inverosímil como única verdad convincente.


No tiene nada de extraño a esta lógica que el fantasma de las Cruzadas espante al mundo mil años después de enterrado y que España, quien expulsó de su territorio al Islam para después conquistar Las Indias sea el primer país en retirar su tropas de Irak. Los europeos admitirán tarde o temprano que su historia no se rige por conceptos cartesianos y que se parece a la nuestra como una gota de agua a otra. Las Mil y Una Noches tienen más cosas que decir sobre lo que ocurrirá en Bagdad que las fantasías de los estrategas de la OTAN. 

Y Latinoamérica continuará perdida buscando su identidad y su estética en la tierra mítica que, por error, sus antepasados confundieron con el país del Mahabarata, hasta que haga suya la herencia que en su ceguera genealógica ha guardado en su casa creyendo que era de otro.

Creonte ordena que Polinices permanezca insepulto. Antígona desobedece al rey y entierra a su hermano. Creonte no tiene más remedio que condenarla a muerte. Hemón, prometido de Antígona e hijo de Creonte, se suicida. La reina también se suicida. Creonte se queda solo.

¿No es el abuelo Sófocles un excelente guía para ayudarnos a desarrollar esa Estética Latinoamericana que en vano buscamos más allá de Occidente? 






miércoles, octubre 13, 2010

FUTURO

Con la supresión del Paraíso y la decadencia de la Utopía hemos perdido el Futuro. Nos queda una ficción científica sin alma o una  " leyenda personal " privada: privada de Humanidad. ¿No habremos exagerado en la glorificación del Presente? ¿No habremos perdido el Norte y tirado la brújula por la borda? No hay Amor sin Futuro. No hay Futuro sin Amor.